El mar avanza, penetra en las tierras habitadas y sepulta a su paso toda figura, toda exterioridad. José J. Torres lo percibe, detecta que la línea de playa de su infancia se desplaza, pero no regresa a los búnkeres de Puerto Lajas para vigilar el mar. Su propósito es enfrentar el asedio de las imágenes mentales. Pero si la fotografía, su herramienta de observación, adensa la oscuridad, estos fortines desperdigados en su memoria se han convertido en criptas en las que, sólo en algunos instantes de peligro, lo que se conserva secretamente activo resplandece. Por ello no resulta inexacto referir este trabajo de José J. Torres como cámara interior.
“De niño pasaba los veranos en Puerto Lajas, un pueblo de Fuerteventura cercano a la casa familiar de Puerto del Rosario. El pueblo tiene una playa que está flanqueada por estas casamatas en las que jugaba con mis primos. Su pesada estructura y su oscuridad, rota solo por la luz que entra por las aspilleras, hacían de ellas un escondite perfecto para nosotros.
Años después entraron a robar en mi casa, en Las Palmas, y me quitaron todo el trabajo fotográfico que había hecho hasta entonces. Me encontré desolado, desprotegido. Sentía que me habían amputado parte de mi memoria y decidí pasar unos días en casa de mis padres. Luego, en el vuelo de regreso vi desde el aire los búnkeres de la playa y pensé que eran un símbolo de protección. Fue una revelación. Entonces, desde que pude, volví a Fuerteventura decidido a fotografiarlos.
En un momento dado, cuando descargaba las fotografías en el ordenador, mi padre las vio y me comentó que mi abuelo, que para entonces padecía Alzheimer en estado avanzado, había pasado tres años del servicio militar en uno de estos búnkeres. Tres años dedicado sólo a vigilar el horizonte, a la espera de un enemigo que, afortunadamente, nunca apareció. Mi abuelo, con el que me unía un vínculo estrecho, era un ser fascinante. Su pérdida de memoria lo fue desdibujando poco a poco. Esto, unido a su carácter reservado, hizo imposible que me relatara aquel episodio de su juventud. Así y todo me decidí a investigar sobre los nidos de la costa y descubrí que se habían construido durante la Segunda Guerra Mundial. Me resultó extraño que ni en el colegio, ni en el instituto nos hablaran sobre la posibilidad de que las Islas hubiesen sido invadidas entonces por los ingleses.”
José J. Torres
Perfil del artista
José J. Torres (Fuerteventura, 1982). Artista Visual y curador independiente. El foco y el grueso de su obra se centra fundamentalmente en el trabajo relacionado con la fotografía, la instalación, el video y las acciones perfomativas.
En 2013 realiza su primera exposición individual Nido amnésico, en la Fundación Mapfre Guanarteme de Tenerife, que posteriormente sería nuevamente expuesta en el año 2014 en la sede de la misma fundación en Gran Canaria, sin embargo su trayectoria en exposiciones colectivas es notable tanto en Canarias como en muestras nacionales e internacionales, merece destacar, Tártaro, en la Galería La Zúa de Madrid en 2014, Sin Escala. Nuevas coordenadas del Arte en Canarias, en el DA2 de Salamanca en 2013, Valencia Crea XIII, en Las Naves Espacio de Creación Contemporánea, en Valencia, 2012 o Display 09 Berlin, dentro del grupo rec-creativa, en el Instituto Cervantes de Berlin.
Durante 2012 y 1013 ocupó uno de los estudios del Espacio de creación artística del Centro de Arte La Regenta.
Sus obras forman parte de colecciones institucionales y particulares.
En la actualidad realiza labores de comisario independiente para el Centro de Arte Juan Ismael de Fuerteventura, con proyectos entorno al paisaje insular.